
Dios no juega a los dados... o sí? Einstein vs. Bohr: La Guerra del Determinismo
- Gabriel Omar Mendoza Flores
- 2 mar
- 2 Min. de lectura
Si crees que las peleas de TikTok son intensas, espera a conocer la disputa entre Albert Einstein y Niels Bohr. Dos mentes maestras, dos egos descomunales y una discusión que puso en jaque el entendimiento de la realidad. Esto no fue solo un desacuerdo académico, sino un debate que redefinió la física y, de paso, dejó algunas frases dignas de camiseta.
Einstein: El defensor del orden absoluto
Albert Einstein, el rockstar de la relatividad, tenía un problema con la mecánica cuántica. No es que no entendiera sus ecuaciones (spoiler: las entendía mejor que nadie), sino que le parecía un desastre conceptual. Para él, la física debía ser elegante, predecible y basada en principios firmes. O sea, nada de que el universo fuera un casino cósmico.
De ahí su famosa frase:
"Dios no juega a los dados con el universo."
En su visión, la realidad tenía que ser determinista. Si conoces el estado actual de algo con suficiente precisión, puedes predecir su futuro con certeza. Para Einstein, la idea de que una partícula pudiera existir en múltiples estados hasta ser observada (como decía la cuántica) era inaceptable. Algo debía faltar en la teoría.
Bohr: El caos es la regla del juego
Niels Bohr, por otro lado, era el padrino de la mecánica cuántica y no tenía problema en aceptar que la realidad era más rara de lo que imaginamos. Para él, la incertidumbre no era una falla, sino una característica fundamental del universo. La mecánica cuántica dice que no puedes conocer simultáneamente la posición y el momento de una partícula con total precisión. Y Bohr, con su pragmatismo danés, lo aceptaba sin dramas.
Cuando Einstein insistía en que debía haber una teoría más completa que explicara todo sin probabilidades, Bohr respondía con la legendaria:
"Deja de decirle a Dios qué hacer con sus dados."
Para Bohr, la mecánica cuántica no era una aproximación temporal hasta que encontráramos algo mejor. Era la mejor descripción posible de la realidad, aunque nos incomodara.
El choque de titanes
Einstein intentó desmontar la mecánica cuántica con su famoso experimento mental EPR (Einstein-Podolsky-Rosen), en el que argumentaba que la teoría cuántica debía estar incompleta, porque permitía efectos "espeluznantes" a distancia. Pero Bohr no se dejó intimidar y siempre encontraba una forma de defender la visión cuántica.
Décadas después, el físico John Bell encontró una manera de poner a prueba este debate con experimentos reales, y la evidencia dio la razón a Bohr. La mecánica cuántica es no-local y probabilística. El universo, de alguna manera, sí juega a los dados.
Y entonces, ¿qué aprendemos de esta pelea?
Einstein y Bohr no solo discutieron sobre física, sino sobre la forma en que entendemos la realidad. Einstein creía en un universo que obedece reglas claras y predecibles. Bohr aceptaba que la incertidumbre era parte del juego. Al final, la cuántica sigue vigente, pero el debate sigue abierto en muchos aspectos.
Esta pelea es un recordatorio de que incluso los genios pueden estar en desacuerdo y que la ciencia avanza gracias a estos choques de ideas. Porque, al final del día, la realidad es más extraña de lo que podemos imaginar.
Comments