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Hazlo con miedo, pero hazlo

  • Foto del escritor: Gabriel Omar Mendoza Flores
    Gabriel Omar Mendoza Flores
  • 16 mar
  • 2 Min. de lectura

Dicen que si no sientes miedo, es porque no estás jugando en grande. Y si alguien puede hablar de eso, es Elon Musk. El tipo apostó todo su dinero en Tesla y SpaceX, y cuando digo todo, es TODO. No se quedó con un guardadito, no dejó un colchón financiero “por si acaso”. Metió cada dólar a la ruleta, mientras el resto del mundo le decía que estaba loco.

Fuente: Universo Abierto
Fuente: Universo Abierto

Imagínate en el 2008,estás a punto de perder todos tus ahorros porque decidiste fundar una empresa de cohetes… en plena crisis económica. Cualquier persona razonable habría recortado pérdidas, vendido lo que pudiera y se habría largado a un paraíso fiscal a llorar en paz. Pero no Musk. Elon metió hasta el último dólar en su sueño. El tipo no tenía ni para pagar la renta, y en lugar de buscar un trabajo “estable”, decidió intentarlo una vez más yyy esa “última vez” fue la que funcionó.

¿Pero qué es el miedo realmente?

Desde la psicología, el miedo es una respuesta instintiva del cerebro ante una amenaza, real o percibida. Es el sistema de alarma que nos mantiene con vida, el que hace que nuestros ancestros salieran corriendo cuando veían un tigre en la selva. El problema es que el cerebro no distingue entre un depredador y la incertidumbre de emprender un negocio o arriesgarse por un sueño. Lo siente igual. Se activa la amígdala, te sudan las manos, te tiemblan las piernas y tu mente empieza a lanzar pensamientos catastróficos del estilo: “¿Y si todo sale mal?”, “¿Y si me quedo en la calle?”, “¿Y si termino vendiendo chicha morada en un semáforo?”.


Pero aquí viene la clave: el miedo no es una señal para detenerse, es solo información. No significa que vayas a fracasar, solo que estás saliendo de tu zona de confort. Y la realidad es que nadie ha logrado algo grande sin sentir miedo primero.


Elon Musk tenía todas las razones del mundo para renunciar. Nadie creía en él, la industria automotriz lo veía como un chiste, y la NASA le daba el avión condescendientemente. Pero él entendió algo que la mayoría no: el miedo es parte del proceso. No lo evitó, no esperó a sentirse “listo”, simplemente apostó por su visión.


Así que, si hoy te encuentras al borde del abismo, si estás a punto de tomar una decisión que te da miedo, recuerda esto: el miedo no es el enemigo. Es la señal de que vas en el camino correcto. Hazlo con miedo, pero hazlo.

 
 
 

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